La Psiconeuroinmunología

La Psiconeuroinmunologia es una nueva disciplina científica, que se forma a partir de los años 80, apoyada en los descubrimientos de Ader y Cohen de las respuestas inmunitarias condicionadas y que postula la interacción bidireccional entre: el sistema nervioso centra, el sistema endocrino, el sistema inmune y la psique, para explicar la presencia de salud y enfermedad. La Psicoinmunología es el área de aplicación psicológica clínica de las evidencias experimentales obtenidas por la psiconeuroinmunologia.



PENSAMIENTO PSICOSOMÁTICO DE SIGMUND FREUD























Pablo Canelones

El pensamiento de hoy, sobre la integración psicosomática, lo encontramos en la obra de Sigmund Freud (1856-1939). Médico, neurólogo, psicólogo y psiquiatra, austríaco de origen judío creador del psicoanálisis y considerado una de las figuras más influyente en las disciplinas de la salud mental y en diferentes áreas del pensamiento universal del siglo XX. El sistema psicológico y psicoterapéutico desarrollado a partir de la práctica clínica, lo plasmó en una serie de artículos, ensayos y libros, recogidos en más de 20 tomos de sus obras completas. Aunque no desarrolló el tema de la medicina psicosomática, desde los inicios de su desarrollo teórico contempló la idea de la correspondencia entre estas dos realidades, unidas a las experiencias del desarrollo personal, social y antropológico para explicar la psique humana. La solidez de sus planteamientos teóricos, sobre la estructura y dinámica psíquica le dio un impulso decisivo al desarrollo de la medicina antropológica en Alemania y la medicina psicosomática en Estados Unidos. Entre las publicaciones más conocidas en todo el mundo, se encuentran: Estudios sobre la histeria (1895), La interpretación de los sueños (1900), La psicopatología de la vida cotidiana (1904), Tres ensayos sobre la vida sexual (1905), El chiste y su relación con el inconsciente (1905), Tótem y tabú (1912-1913), Sociología de las masas y análisis del yo (1921), Lecciones introductorias al psicoanálisis (1922), Mas allá del principio del placer (1922), El yo y el ello (1923), Nuevas lecciones de psicoanálisis (1933), Inhibición, síntoma y angustia (1936), Análisis terminable e interminable (1937), Construcciones en el análisis (1937), Moisés y la religión monoteísta (1937-1939). Recibió múltiples reconocimientos académicos, entre ellos: nombramiento imperial como profesor extraordinario de la universidad de Viena (1902) y se le otorgó el doctorado honoris causa por la universidad de Clark en Massachusetts (1909). 

En un manuscrito de 1890, inédito en vida de Freud, titulado: tratamiento psíquico (tratamiento del alma) se encuentra el texto, en donde se pone de manifiesto su idea de la correspondencia entre lo somático y lo psíquico, abordó el tema de la disminución de la resistencia a infecciones como consecuencia de variables emocionales.  

“…En ciertos estados anímicos denominados “afectos”, la coparticipación del cuerpo es tan llamativa y tan grande que muchos investigadores del alma dieron en pensar que la naturaleza de los afectos constituiría sólo en estas exteriorizaciones corporales suyas. Es cosa sabida cuán extraordinarias alteraciones se producen en la circulación, en las secreciones, en los estados de excitación de los músculos voluntarios, bajo la influencia, por ejemplo del miedo, de la ira, de las cuitas del alma, del arrobamiento sexual. Menos conocidas, pero perfectamente demostradas, son otras consecuencias corporales de los efectos que ya no se incluyen entre sus exteriorizaciones. Estados afectivos persistentes de naturaleza penosa o, como suele decirse, “depresivo”, como la cuita, la preocupación y el duelo, rebajan la nutrición del cuerpo en su conjunto, hace que los cabellos encanezcan, que desaparezcan los tejidos adiposos y las paredes de los vasos sanguíneos se alteren patológicamente. A la inversa, bajo la influencia de excitaciones jubilosas, de la “dicha”, vemos que todo el cuerpo florece y la persona recupera muchos de los rasgos de juventud. Es evidente que los grandes afectos tienen mucho que ver con la capacidad de resistencia a las infecciones; un buen ejemplo de ello es el que han indicado ciertos observadores médicos: la propensión a contraer tifus y disentería es mucho mayor en los integrantes de un ejército derrotado que en los triunfadores. Ahora bien, los afectos, y casi con exclusividad los depresivos, pasan a ser con harta frecuencia causas patógenas tanto de enfermedades del sistema nervioso con alteraciones anatómicas registrables, cuanto de enfermedades de otros órganos; en estos últimos casos cabe suponer que la persona afectada tenía desde antes la propensión hasta entonces ineficaz, a contraer esa enfermedad…”


Referencia
Freud, S. (1890). Tratamiento psíquico (tratamiento del alma). Argentina: obras completas, editorial Amorrortu (vol.I, págs.: 118-119)   

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