Pablo Canelones
Existe una costumbre muy
arraigada, que se manifiesta alrededor del 31 de diciembre de cada año. Muchas
personas en ese período se hacen a sí mismas o se comprometen con amigos o
familiares a lograr un conjunto de propósitos personales. Algunos se proponen
enmendar un comportamiento inadecuado, otros desean desarrollar nuevos hábitos
saludables, otros van referidos al aspecto económico, de pareja, académico,
espiritual y un largo etcétera, en función del nivel de aspiraciones de quien
los formula o de la presión del entorno social inmediato.
Pese a la buena voluntad de quien
formula el compromiso y de lo bondadoso que sean los propósitos y a la energía
física y psíquica que se deposita en ellos. El inicio y la permanencia de la
ejecución que conduce al logro de algunas metas se diluyen en el tiempo, y no
pasan de ser una declaración de buenas intenciones. La frustración generada por
la imposibilidad de ver materializadas las metas, puede hacer que se abandonen
o se posterguen la totalidad o parte de los propósitos que se habían planteado.
Frente a este escenario la persona puede experimentar una sensación profunda de
pérdida de control. Afrontar la frustración superando la culpa y la
auto-punición es aprender por la experiencia centrada en el problema ¿por qué
algunos propósitos del año nuevo no prosperan?
La respuesta a esta interrogante
es muy compleja porque debe estar referida a la realidad personal y contextual
de quien presenta el problema. No obstante se pueden hacer algunas
aproximaciones de carácter general. Lo que le ocurre a las personas con más
frecuencia es que se enfrentan con una serie de dificultades planteadas por la
idea que se tienen del cambio y que podemos resumir en cinco ideas centrales:
1.-En algunas oportunidades las
personas se plantean el cambio erróneamente, como una meta en sí misma y no
como un medio para lograr un objetivo. Se hace visible en expresiones como: El
próximo año quiero cambiar mi vida, o quiero cambiar totalmente, voy a cambiar,
voy a ser otro. El cambio es el conjunto de procesos que median entre el
comportamiento actual de la persona y aquel que se propone obtener. Ambos deben
ser definidos adecuadamente porque la comparación que se establece entre ellos
es lo que nos permite verifica el resultado del cambio. Cuando solo se desea
cambiar, se puede hacer en cualquier dirección, porque el cambio es una
cualidad inherente a la naturaleza. Tanto la salud como la enfermedad implican
un cambio.
2.-Otra dificultad que se
presenta con mucha frecuencia es que la motivación para emprender el cambio
personal, proviene del entorno. La persona se plantea cambiar algunos
comportamientos, porque se lo dice: su esposa, hijos, familiares o amistades.
Sin embargo por tratarse de una motivación externa, decae con facilidad. El
proceso de cambio que se mantiene en el tiempo, proviene de una decisión absolutamente
personal, que le confiere un impulso interno.
3.-Otro obstáculo deriva de
plantearse el cambio como la obtención de un resultado absolutamente diferente
a lo que ha hecho hasta el momento. Por ejemplo, una persona con hábito
sedentario desea convertirse el 4 de enero en una persona con actividad física
parecida a la de un maratonista. Una persona cuya alimentación está centrada en
carnes rojas y carbohidratos, se plantea para el 4 de enero, consumir la misma
cantidad de vegetales que un vegetariano. Se debe tener en cuenta que el cambio
es sustitutivo, no un absoluto. En consecuencia se logrará la meta final
mediante un proceso de sustitución progresiva de un comportamiento por otro y
cada pequeño paso que se aproxime a la meta debe ser considerado un logro
dentro del proceso de cambio. Los investigadores han determinado que en
condiciones normales, el tiempo necesario para la creación de nuevos hábitos,
requieren de la práctica continua por un tiempo no menor de 66 días.
4.-Otra condición que dificulta
el proceso de cambio es la generalización de las metas, por ejemplo expresiones como el próximo año
deseo estar mejor que ahora, o en mejores condiciones económicas, o más
saludable. Estos propósitos por ser tan generales se hacen muy difíciles de
lograr en la práctica. El cambio que se mantiene en el tiempo y logra los
objetivos va dirigido a metas específicas, muy concretas y bien delimitadas en:
modo, espacio y tiempo.
5.-Otra dificultad que aparece
con frecuencia, es que la definición de la meta se centra en la evitación o
escape de algo considerado negativo o indeseable. Por ejemplo: El próximo año
no quiero ser tan pesimista, o no quiero tener pensamientos negativos, o no
quiero ser malhumorado. Como se dijo en el punto 3 el cambio es sustitutivo de
comportamientos. En consecuencia se debe definir ¿qué sustituye a lo que se
desea evitar? ya que paradójicamente cuando solo se evita y no se sustituye, se
incrementa el comportamiento no deseado.
Cuando hemos superado todas estas
dificultades con relación al cambio estamos en mejor disposición para obtener
las metas. Adicionalmente ayudará el uso de alguna metodología para el
establecimiento de objetivos personales, que nos aporta herramientas operativas
que responden a ¿cómo plantearse objetivos para el cambio?
También le puede interesar en este blog:
1.-Consulta psicológica y psicoterapéutica presencial o a distancia pulse aquí para ver
2.-Establecimiento de objetivos personales: pulse aquí para ver
3.-Emigración: pérdida duelo y esperanza: pulse aquí para ver
4.-El apoyo social una cualidad humana y un recurso técnico: pulse aquí para ver
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Muy bueno Pablo!. Es muy acertado lo que planteas, tambien es cierto que en la cotidianidad nos dejamos influir por el entorno, nos lleva la apatia, sobre todo cuando cada pequeño pasito nos cuesta un monton!. Para este mes estoy promomoviendo el taller con asesoria "Emprendiendo el camino". Un abrazo. CleoG
ResponderEliminarEstimada colega Cleo, gracias por tu comentario que apoyas en tu experiencia en los procesos de cambio personales y grupales, éxito en tu taller "Emprendiendo el camino"
ResponderEliminar¡Excelente artículo! Yo lidero un programa de hábitos de ahorro y disciplina financiera, basado en la psicología y neuroeconomía. Tal como lo menciona, el programa es progresivo con metas realistas, donde cada semana yo les voy dando información que los ayude a sustituir los hábitos actuales por los deseados. Da excelentes resultados en todos los países, sin importar la situación financiera ni el entorno económico. Entre la intención y la acción hay un abismo. Tener la humildad de reconocerlo nos ayudará a buscar y crear la estrategia adecuada. Gracias por existir. JoselynQ.
ResponderEliminarGracias por tu comentario Joselyn Quintero, por compartir tu experiencia que ilustra lo que se menciona en el artículo y le agrega una aplicación concreta a los lectores. Mucho éxito en tu programa de hábitos de ahorro y disciplina financiera.
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