Pablo Canelones
El pensamiento de hoy,
sobre el equilibrio psicosomático impulsado por el amor hacia uno mismo y hacia
el otro, como un proceso continuo de integración desde la infancia, lo
encontramos en una entrevista realizada al Dr. Humberto Maturana Romecín, biólogo
y educador chileno, nacido en Santiago el 14 de septiembre de 1928. Inició sus
estudios en la Universidad de Chile y completó su formación en la University
College London y el doctorado en biología en la Universidad de Harvard. Hasta el año 2000 se desempeñó como profesor
titular del Departamento de Biología de la Universidad de Chile. Se le otorgó el
Premio Nacional de Ciencias Naturales, y fue postulado al Premio Nobel de
Medicina y Fisiología, entre otros reconocimientos académicos, por sus aportes
en el área de la teoría del conocimiento, de la biología y fisiología. Junto al
Dr. Francisco Varela desarrolló el concepto de autopoiesis. De obra prolífica e
importante influencia en la Biología, Psicología y la Educación. En una
entrevista realizada por su discípula Sima Nisis, recogida en su libro: El
sentido de lo humano(1) publicado en 1996. Allí expresa algunas ideas
sobre la biología del amor en el niño y el adulto de la siguiente manera:
“...El
organismo como sistema existe en una armonía o coherencia interna que se pierde
cuando sus relaciones e interacciones dejan de ser congruentes con esta
armonía. La negación del amor rompe esta congruencia y da origen a alteraciones
fisiológicas que hacen posible procesos como alteraciones en la dinámica
motora, endocrina, inmunitaria, neural, o tisular en general. Así, gérmenes que
coexisten normalmente con nosotros se hacen patógenos porque nuestra relación
con ellos se altera, o se alteran procesos de regulación de la dinámica celular
que resultan en disfunciones orgánicas, o sea, por alteración de la biología
del amor se altera la dinámica endocrina de modo que surgen alteraciones en la
dinámica tisular o, por último, se altera la dinámica motora y de atención y
surgen u ocurren accidentes por cegueras o esfuerzos desmedidos. Todos los
fenómenos del vivir se pueden vivir en armonía de su legitimidad desde la
biología del amor, incluso una pérdida. Pero para que esto sea así, el niño
debe crecer en la dignidad del respeto por sí mismo y por el otro que trae
consigo la biología del amor.
Pienso
que la mayor parte del sufrimiento humano, y la mayoría de las enfermedades
humanas tienen su origen en la negación del amor. Cuando el animal, humano o no
humano, vive en congruencia con su circunstancia, salvo que tenga una
alteración anatómica o fisiológica congénita que lo saque de lo normal, vive en
armonía con su circunstancia, lo que implica una armonía fisiológica…”
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1.-Maturana H. El sentido
de lo humano. 8va. Ed. Santiago de Chile: Dolmen Ediciones, 1996
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Pablo A Canelones Barrios