Pablo Canelones
El pensamiento de hoy,
sobre la integración psicosomática en la asistencia médica o psicológica a las
personas con alguna enfermedad, la encontramos en un artículo del Dr. Sándor
Ferenczi, médico y psicoanalista húngaro, nacido en Miskolc en 1873 y fallecido
en Budapest en el año 1933. Considerado por Freud como la figura más importante
para el desarrollo del movimiento psicoanalítico en su país, fundador y
presidente de la Sociedad Psicoanalítica de Hungría. Su área de interés, como
médico clínico, fue la aplicación del psicoanálisis a la comprensión y
tratamiento de las enfermedades, como expresión del sufrimiento psíquico. Su
obra fue prolífica, aunque sus diferencias personales y teóricas con algunos
miembros de la Sociedad Psicoanalítica de Viena, dificultó la publicación de
sus ensayos. Posterior a su muerte se publicaron sus obras completas, que han
tenido importante influencia en la psicología y la psiquiatría del siglo XX.
Entre sus discípulos más importantes se encuentra el Dr. Michael Balint. De su Diario
clínico de 1932, titulado Sin empatía no hay curación(1). Tomamos estas
reflexiones sobre la inseparable relación entre lo psicológico y lo orgánico.
Su agudo análisis de las observaciones efectuadas en su práctica clínica fue
construyendo las bases para el desarrollo de la Medicina Antropológica y
Psicosomática.
“…El organismo humano tiene
órganos especiales para las funciones psíquicas necesarias (nervios y trabajo
mental). En momentos de gran tribulación, que superan al sistema psíquico, o
por la destrucción violenta de aquellos órganos o funciones especiales
(nerviosas y psíquicas), despiertan entonces fuerzas psíquicas antiquísimas, y
son ellas las que procuran dominar la situación perturbada. En momentos en que
el sistema psíquico fracasa, el organismo empieza a pensar…”(1)
Igualmente desde su óptica científica, generó una serie de hipótesis teóricas sobre sustancias fluidas que se
comportan como cuerpo y mente, adelantándose a las evidencias experimentales
reportadas por J.E. Blalock y Candace Pert en la década de los 70 y 80 en el
campo de la psiconeuroinmunología, sobre las relaciones bi-direccionales entre
psique e inmunidad por medio de neurotransmisores, neuropéptidos y otros
factores solubles, que llevaron a considerar al sistema inmune como una psique
fluida o un supersistema de información. Ferenczi lo intuía y expresaba en 1932
de esta forma:
“…Otra
comparación: si la sustancia psíquicamente adormecida es rígida, y en cambio el
sistema nervioso y psíquico tiene una capacidad de adaptación fluida, se podría
caracterizar al cuerpo que reacciona histéricamente como semifluido, o sea, una
sustancia cuya anterior rigidez y uniformidad se ha vuelto a disolver
parcialmente en el psiquismo presto a la adaptación. Tales “semisustancias”
tendrían entonces la rara o aun maravillosa gracia de ser a la vez cuerpo y
mente, o sea, de expresar, en las alteraciones de su estructura o de su
función, deseos, sentimientos de placer displacer, pero también pensamientos
complejos (lenguaje de órganos)…”(1)
_______
1.-Ferenczi S. Sin
simpatía no hay curación. El diario clínico de 1932. 2ª ed. Buenos Aires:
Amorrortu, 2008
También le puede interesar en este blog:
1.-Integración psicosomática de Carl Gustav Jung
2.-Pensamiento de Moisés Feldman
3.-Pensamiento de Lisandro López-Herrera
4.-Pensamiento de Jose Luis Vethencourt
5.-Consulta psicológica y psicoterapeutica presencial y a distancia
6.-Conviertete en seguidor de este Blog para informarte de las novedades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Agradecemos sus comentarios sobre contenidos, preguntas, inquietudes o nuevas informaciones que nos pueda suministrar.
Atentamente
Pablo A Canelones Barrios