Pablo Canelones
La risa como
expresión psicobiológica ha sido motivo de estudio de biólogos como Charles Darwin
en 1872 (1), filósofos como Henri Bergson en 1899 (2) y dentro de la psicología
por Sigmund Freud en 1905 (3), lo que da cuenta de la complejidad de esta
cualidad humana, que tiene un componente cognitivo, emocional y conductual. Su
influencia sobre la salud fue popularizada por las publicaciones de Norman
Cousins, en 1979 (4) sobre su experiencia con la risa, como medio
para la superación de su enfermedad y posteriormente por la película “Patch
Adams” en 1998, inspirada en el Dr. Doherty Hunter, quien creó en 1971 una
fundación para llevar actividades de risa a los hospitales. Esto motivó la
proliferación de grupos y diversas técnicas inductoras de risa con fines
curativos. No obstante el campo de aplicación clínica de la risa, como
herramienta terapéutica, es un espacio controversial.
La risa con sus
movimientos musculares, respiratorios y mímica facial, se ha tomado como
criterio manifiesto y observable de la alegría y el sentido del humor. Los
estudios realizados sobre las relaciones entre la risa y la salud, han mostrado
beneficios fisiológicos, psicológicos y sociales, es
decir un buen soporte para el mejoramiento de la calidad de vida de las
personas, con o sin trastorno patológico orgánico, ya que la risa por ser una
cualidad humana carece de contraindicaciones, se puede manifestar en forma
espontánea, autoinducida, por observación de alguien que ríe o como
consecuencia de la interpretación de un contenido humorístico. Las evidencias
experimentales sugieren que la risa tiene efectos positivos y cuantificables sobre
la salud en general (5) Considerada por Peterson y Seligman, como una de las
fortalezas humanas en el marco de la Psicología Positiva (6).
Se
ha estudiado su influencia en diferentes patología somáticas, por ejemplo en
personas con diagnóstico de insuficiencia renal en etapa terminal, en donde se
pudo observar que las personas con puntuaciones mayores al promedio en sentido
del humor, mostraron mejor calidad de vida y aumento de la supervivencia en un
promedio del 31% (7), también se ha estudiado en forma prospectiva y se encontró
correlación significativa entre el sentido del humor y la supervivencia a la
jubilación, hasta los 65 años (8). Los
estudios con personas con cáncer han reportado que la risa disminuyó la activación
fisiológica del estrés, lo puede tener efectos fisiológicos en el
funcionamiento del sistema inmunológico, como mejorar la actividad de las
células NK, que se relaciona con aumento de la resistencia a las enfermedades y
disminución de la morbilidad en las personas con cáncer. La risa puede ser una
útil intervención cognitivo-conductual (9)
Hay
reportes que indican que la risa como actividad motora imitativa, como
actividad catártica o como consecuencia del sentido del humor y los estados de
ánimo positivos modifican diversos componentes y mecanismos de las función
inmune, entre ellos: el aumento de la fagocitosis, aumento de la cantidad y
movilidad de las células NK y la respuesta de células T a la fitohemaglutinina,
disminución en el número de células T supresoras, y aumento en el número
circulante de células T cooperadoras, que son inductoras de las células en la
sangre periférica, y la mejora de la blastogénesis espontánea de linfocitos,
igualmente las citoquinas, han demostrado estar asociadas con la risa y el
humor. (10,11,12,13) de la misma forma
se han reportado variaciones en la inmunoglobulina “A” en saliva (IgAs) ante la
exposición a estímulos humorísticos (14,15, 16,17).
Hasta
el momento se sabe que la risa es una cualidad humana compleja con componentes
fisiológicos, cognitivos, emocionales y conductuales, que pueden manifestarse
en forma global o parcial e indistintamente se encuentra relacionada con la
alegría de vivir y con la calidad de vida como cualidad o fortaleza humana. Como
recurso o técnica terapéutica adyuvante en el tratamiento de algunas
enfermedades, se ha observado una relación indirecta con el sistema inmune, a
través de la disminución de la activación fisiológica del estrés y la depresión,
pero hasta el momento se desconoce el mecanismo de acción de influencia directa
sobre el sistema inmunológico, faltan más investigaciones en el área para estudiar
su participación determinante en las variables inmunológicas y fisiológicas e incluirla como un recurso clínico asistencial independiente.
Referencias:
- Darwin
Ch. (1872) The expression of the emotions in man and animals. Londres
- Bergson
H. (1971) La risa. Edit. Prometeo, Valencia España.
- Freud
S. (1905) El chsite y su relación con lo inconsciente. Obras completas.
Biblioteca Nueva. Madrid España.
- Cousisns
N. (1979) Anatomía de una enfermedad. Edit. Kairós España.
- Mora-Ripoll,
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- Svebak,
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- D’Anello,
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Pablo A Canelones Barrios