Pablo Canelones
No
existe una definición universalmente aceptada de este concepto. Algunos autores
proponen definiciones que reflejan tres niveles de análisis: comunitario, redes
sociales y relaciones íntimas que se incluyen en el estudio del apoyo social.
Otros ofrecen definiciones basadas en la existencia o cantidad de relaciones
sociales. Entre estas relaciones las más estudiadas han sido el estado civil,
la existencia y frecuencia de contacto con amigos y familiares, etc. Sin
embargo solo la existencia de relaciones no implica la seguridad de apoyo. Por
ello, otro tipo de definiciones enfatizan las funciones que cumple el apoyo
social, y coinciden en considerar este concepto como un constructo
multidimensional con distintas categorías, siendo las principales la provisión
de apoyo emocional, material y de información. Todos estos aspectos forman parte
de lo que se entiende por apoyo social, y todos ellos se deben incluir en las
definiciones. Tal como lo hace Lin y col.(1986)(52) quien integrando todos
estos aspectos, define este concepto como provisiones instrumentales y/o expresivas,
reales o percibidas, aportadas por la comunidad, redes sociales y amigos
íntimos.
Incluye
cualquier actividad en donde se permita un espacio de tiempo para compartir con
la familia, amigos, grupos religiosos, y/o cualquier persona o grupo que nos brinde
apoyo afectivo y/o material. La importancia de la manifestación de solidaridad
y su efecto benéfico como expresión de salud para los participantes en esta
actividad, ha sido señalada desde la antigüedad, en la Biblia leemos “... Pero
aquel que tiene bienes de este mundo, y ve a su hermano padecer necesidad, y
cierra contra él sus entrañas de conmiseración ¿ cómo podrá habitar el amor de
Dios en él ? Hijos míos, no amemos de palabra ni de la lengua, sino de
obra y en verdad..”. ( 1 Juan 3:17,18). El apoyo social comporta un valor ético
y político que queda expresado claramente en el libro de Gálatas “…Porque toda
la Ley queda cumplida en un dicho a saber: “Tienes que amar a tu prójimo
como a ti mismo…” (Gal 5:14)
La
importancia del amor, en el descubrimiento del mundo que es mi mamá cuando
somos niños y que se encuentra expresado en caricias, contactos piel a piel ,
palabras afectuosas, la calidez de su cuerpo, el sonido de su voz, sus arrullos
y el ritmo de su corazón, que hablan de su presencia y delatan sus sentimientos
ante mis pequeños gestos o un largo bostezo mientras me acunan sus brazos, fue
enfatizado y legitimado en el lenguaje de la ciencia con las
investigaciones de Rene Spitz, (1969)(53) cuyos experimentos demostraron que el
contacto afectivo en el primer año de vida es tan importante como la
alimentación o los cuidados físicos, al punto que los niños expuestos a su
carencia por razones institucionales murieron aún teniendo sus necesidades
físicas adecuadamente cubiertas, estos trabajos demostraron que no solo se
muere por injurias al cuerpo, sino que como dice el saber popular también se
puede “morir de tristeza” a consecuencia del desamor, o de morriña, como llaman
los emigrantes gallegos a la muerte que sobreviene por una profunda nostalgia
por la tierra y los amigos perdidos.
La
verdadera muerte es el olvido, cuando desaparecemos de la memoria de las
personas que nos aman, o con quienes compartimos. En la niñez, cuando mamá que
es nuestra fuente de nutrición, nuestro mundo afectivo, nuestra patria, nuestra
seguridad, nos separa de su regazo física o emocionalmente en forma definitiva,
o en la adultez cuando perdemos la confianza en el amor de nuestros otros
significativos, cuando somos excluidos del vínculo afectivo, morimos, aunque preservemos
nuestra corporeidad. La locura es una manifestación de la muerte a la que me
estoy refiriendo, en este sentido Erich Fromm, desde el psicoanálisis
culturalista y Giovani Jervis desde la psiquiatría crítica coinciden en afirmar
que una de las necesidades más profundas de la persona es la necesidad de
superar su separatidad y el fracaso real de lograr ese objetivo nos
conduce a la locura Fromm E . (1980)(46). Jervis coloca la génesis
de las psicosis, los delirios y las alucinaciones en este sentimiento
devastador de desvinculación. Jervis G (1977)(54).
La
visión cartesiana de mente-cuerpo como entidades separadas y el énfasis que se
ha colocado al cuerpo en la investigación médica y la difusión e
internalización de este conocimiento como verdad hegemónica para la mayoría de
las personas ha hecho que nuestra vida cotidiana esté guiada en sus pautas por
la realidad corporal, lo físico, el “ver para creer “ se impone como un
aserto que conduce por la vía regia al conocimiento, hasta el punto que las
necesidades de nuestros hijos y de nuestro prójimo que legitimamos, son las
necesidades físicas, y cuando nos ocupamos de alguna manifestación afectiva la
materializamos supliendo su necesidad de gratificación mediante algunas drogas
que: estimulen, depriman o estabilicen nuestros matices afectivos, de acuerdo
al antagonista de lo que expresemos. El uso abusivo de los psicofármacos, nos
mantiene en un estado de negación permanente de nuestra emocionalidad.
El
amor, que quedó desterrado del campo de la medicina, desde los tiempos de
Claude Bernald, es descubierto ahora como fuerza terapéutica equiparable a
cualquier otro recurso técnico, el Dr. Dean Ornish, cirujano cardiovascular
quien publicó amar y sobrevivir (1999)(31) un libro dedicado al amor como
elemento esencial para la estabilidad y el desarrollo humano, lo afirma de este
modo “…Nuestra supervivencia depende del poder curativo del amor, la intimidad
y las relaciones. En el plano físico. En el emocional. En el espiritual. Como
personas. Como comunidades. Como país. Como cultura. Tal vez incluso como
especie…” Ornish.(1999)(31) igualmente Bernard Siegel, pediatra y cirujano,
norteamericano, quien publicó un libro llamado “amor medicina milagrosa”, en el
que afirma: ...” Estimo que toda enfermedad guarda, en última instancia,
relación con una falta de amor, o con un amor solamente condicional, pues la
debilitación y la depresión del sistema inmunológico así producidas conducen a
la vulnerabilidad física. Y estimo además que toda curación está relacionada
con la aptitud para dar y aceptar amor incondicional”... Siegel,B. (1995) (55)
Ya
es clásica la investigación realizada por Spiegel y col (1989)(5) en la cual
hicieron seguimiento de 89 mujeres con cáncer metastásico de mama, dividido en
dos grupos, uno de ellos asistió semanalmente a un grupo de apoyo psicoscial, y
la supervivencia de este grupo mostró diferencia significativa con relación al que
no recibió el apoyo psicosocial. El Dr. Spegel ha reportado la
efectividad que los grupos de apoyo psicosocial tienen en personas con cáncer,
estos grupos no son más que espacios humanos, de encuentro para la expresión de
emociones, fantasías, miedos, recuerdos y aspiraciones, que tienen resonancia
intelectual, afectiva, conductual, en los otros, quienes se enriquecen con sus
experiencias. Este tipo de actividad ha tenido influencia positiva que se
manifiesta por la calidad y la cantidad de supervivencia a la enfermedad de riesgo,
lo que pone de manifiesto que la rehumanización del hombre generada en el contacto
con otros, y en la expresión de su mundo interno en un ambiente de afectividad
y aceptación constituye una de las vías de salvación de la
humanidad.
Como
dice De Viana “…la naturaleza humana no es algo dado de una vez por todas, sino
el producto de una serie de realizaciones y esfuerzos personales, de tal manera
que encontrase como persona es el primer paso para el logro de relaciones
interpersonales significativas…” Viana.M. (1993)(33) y luego parece existir una
sobreactuación circular entre el descubrimiento y construcción de su propia
naturaleza y el contacto con el otro que lo apoya en el proceso y lo madura
para el intercambio, como lo ilustra el poeta ...” Creo en la amistad como el
invento más bello del hombre…”,” ...”Y en fin creo en mí mismo, puesto que sé
que hay alguien que me ama…” Nazoa A. (1978)(56)
Esta
idea ha inspirado la creación de los llamados grupos de apoyo o autoayuda.
Estos grupos de apoyo o ayuda mutua es la versión formal y tecnológica de lo
que ocurre todos los días en las puertas de las casas de la mayoría de los
pueblos de Venezuela, allí las familias se reúnen para intercambiar sueños,
esperanzas, recuerdos, recrear viejas historias y celebrar en la
cotidianidad, en un ámbito comunitario, en donde lo afectivo vivifica el
encuentro cada día.
Cuando decimos que el hombre es un ser social
pensamos que está inmerso en una trama compleja de relaciones sociales,
contractuales y afectivas pero no las pensamos fuera de las personas sino
formando parte indisoluble de su psique, su cuerpo, cultura, es decir que forma
parte de la totalidad personal, en consecuencia una persona excluida es un ser
mutilado del apoyo del otro y del amor, energía básica para la supervivencia
“…Los autores bíblicos consideraban el "ser apartados como el último
desastre, origen de pesares, o de castigo que podía sobrevenir. Así por
ejemplo, en la historia de Job…” “...difícilmente separaban el sufrimiento
psicológico del físico, la pérdida de hijos o propiedades y las llagas del
cuerpo de Job. No distinguían con claridad entre la separación, el alejamiento
y la aflicción física grave…” ( Bakan D. 1979)(57) En consecuencia el
individualismo apoyado en la competencia, con la exaltación desmedida del ego
no es un privilegio sino un castigo porque está cimentado en la más profunda
soledad.
REFERENCIAS
(5).Spiegel,D,Bloom,J;Kraemer,H,&
Gootheil,E (1989).The
beneficial effects of psychosocial treatment on survival of metastatic
breast cancer patients: A randdomized propspective outcome study. Lancet,
2,888-891
(31).Ornish. D. (1999) Amar y sobrevivir. Edit. Vergara Vitae, Buenos
Aires, Argentina.
(33).Viana, M; Desiato, M;
Diego,L. (1993) El hombre retos, dimensiones y trascendencia.
UCAB. Centro de Estudios Religiosos, Caracas, Venezuela.
(52).Lin,N. y Ensel,W.M.(1984),Depression
mobility and its social ecology: The role of life events and social
supports
(53).Spitz, R. (1969) El primer año de vida. Edit. Fondo de Cultura
Económica, Méxiso DF.
(54).Jervis, G.(1977) Manual crítico de Psiquiatría. Edit. Anagrama,
Barcelona, España. Journal of Health and Social Behavior, 25,
2, 176-188.
(55).Siegel, D.S.(1995)
Cómo vivir día a día, Edit. Urano, Barcelona, España.
(56).Nazoa, A. (1978) Vida privada de las muñecas de trapo. Ministerio
de Información y Turismo, Caracas, Venezuela.
(57).Bakan D. (1979) "Enfermedad, dolor y sacrificio ". Hacia
una psicología del sufrimiento. Edit. FCE. México, DF.También le puede interesar en este blog:
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