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La Psiconeuroinmunología
DIA MUNDIAL DE NO FUMAR
PSICONEUROINMUNOLOGIA Y PSICOTERAPIA
I JORNADA DE ACTUALIZACION EN PSIQUIATRÍA
EMIGRACIÓN: PÉRDIDA, DUELO Y ESPERANZA
Pablo Canelones
La emigración es un comportamiento propio de animales y humanos. Consiste
en dejar su lugar de origen o asentamiento, para trasladarse a otro territorio.
La motivación puede ser escapar de depredadores que amenazan su integridad
física, o la búsqueda de mejores condiciones de: clima, disponibilidad de agua
y alimentos. A los emigrantes humanos, además de la gratificación de sus necesidades
básicas, también los impulsa la esperanza de satisfacer sus deseos culturales.
La obtención de bienes psicosociales, entre ellos: la calidad de vida, seguridad,
libertad, asistencia sanitaria, el acceso a la educación y al trabajo. Es una
decisión que afecta todas las esferas de la vida, pero su impacto se minimiza al
centrar la atención en las ganancias.
La salida voluntaria o forzada del país de origen también implica un
conjunto de pérdidas absolutas y relativas. Pueden ser muy concretas, como la
vivienda, o simbólicas, como las relaciones sociales o la identidad personal.
Todas generan un duelo similar al que sucede a la muerte de un ser querido. En
este lapso suele haber pensamientos sobre las pérdidas, recurrentes y de
duración variable. Las ideas se acompañan de emociones, tales como: tristeza, apatía,
rabia, culpa, anhelo y enfado. El duelo se puede ocultar o postergar por las
gratificaciones inmediatas, las exigencias de adaptación o la fascinación por
el país de acogida. El reto del emigrante es centrarse en el presente y hacerse
cargo de la reestructuración afectiva, cognitiva y social de su profunda
conmoción personal.
El procesamiento del duelo
implica afrontarlo de forma deliberada. Asumir la responsabilidad de la
decisión de emigrar, con sus pérdidas y ganancias consecuentes. Aceptar las
pérdidas y hacerse cargo del procesamiento emocional que generan. La aceptación
es un requisito para repara las pérdidas, que consiste en establecer una
relación diferente con lo que se ha perdido. Es necesario redimensionar la
visión del acto migratorio, identificar y sustituir las ideas dirigidas a
victimizar, culpabilizar, o descalificar. El contenido del pensamiento debe
apoyar la autonomía personal y la aceptación de las nuevas circunstancias, para
adaptarse o transformarlas, como parte de un proceso laborioso de
reestructuración interna.
Con la superación del duelo
renace la esperanza, que consiste
en creer con firmeza, que es posible conseguir un futuro mejor y trabajar para
lograrlo. En la actualidad se considera a la esperanza como una fortaleza humana
que se manifiesta en las acciones. La persona que emigra expresa la esperanza
en la adaptación de sus expectativas a la tierra de acogida, a las nuevas
cualidades de los vínculos distantes y a la nueva realidad psicosocial. Cuando
establece metas a mediano y largo plazo en la nueva tierra. Al adecuar e
incorporar nuevos medios para el logro de los objetivos. Cuando trasciende el hecho
de ser emigrante y cambia la tarea de asegurar la supervivencia, de un fin en
sí mismo, a un medio para el logro de objetivos de desarrollo, en una nueva
realidad geográfica y humana.
La emigración es un proceso complejo, que supone la reestructuración
global de la persona. Se debe encarar un conjunto de exigencias de adaptación a
la nueva realidad geográfica y sociocultural. Implica una serie de ganancias y
pérdidas que hay que asumir. El abandono del país de origen, abre un duelo que
hay que transitar y superarlo para fortalecer la esperanza. El duelo se puede
complicar y generar problemas interpersonales, de pareja o somáticos. En
consecuencia es de vital importancia la asistencia psicosocial al emigrante,
con fines preventivos o curativos. La desesperanza que paraliza, es como estar
sentado a la orilla del mar, de espaldas al nuevo país de acogida, con la
mirada fija en el horizonte, añorando al país que dejó, que tampoco puede
ver.
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