Pablo Canelones
En algunas oportunidades las personas pueden experimentar una respuesta de pánico, con o sin motivo aparente, es decir: una reacción muy intensa de miedo, por anticipación de la ocurrencia de algo malo que comprometa su integridad física o psíquica. Se presentan conjuntamente alteraciones psíquicas y somáticas, entre ellas: aumento de la frecuencia cardíaca, vértigo, sensación de asfixia etc. claramente identificables e interpretadas por la persona como posibles enfermedades orgánicas. En ausencia de una explicación racional, se experimenta alto nivel de sufrimiento psíquico, con sensación de muerte inminente o pérdida del control. Todas estas manifestaciones son características de una alteración psiquiátrica clasificada dentro de los trastornos de ansiedad, denominado ataque de pánico, que es muy dramático pero de buen pronóstico con tratamiento adecuado a tiempo.
El ataque de pánico o
crisis de angustia es un trastorno de ansiedad que aparece en forma brusca, con
predominio de la activación física, que puede alcanzar su máximo nivel
generalmente en 10 minutos. El comportamiento es desorganizado, puede haber
conductas impulsivas orientadas por la imperiosa necesidad de escapar, que
compromete la racionalidad en proporción directa a la intensidad del miedo. Se
acompaña con una serie de síntomas somáticos como: sensación de falta de
aliento o ahogo, palpitaciones, sudoración, opresión o malestar torácico,
sensación de atragantamiento o asfixia, temblores o sacudidas, náuseas o
molestias abdominales, inestabilidad o mareo. El miedo incontrolado, junto a
todas estas manifestaciones somáticas produce una sensación de malestar
subjetivo, que es interpretado como evidencia de una enfermedad de alto riesgo
que produce una sensación de muerte inminente.
Durante las crisis de
pánico también se presentan algunas manifestaciones o síntomas psicológicos
cognoscitivos, entre ellos: la desrealización, que consiste en la vivencia o
percepción del entorno como extraño irreconocible o irreal. La despersonalización,
es otro de los síntomas, que se manifiesta por la sensación de desconocimiento
de sí mismo. Las personas afectadas por este trastorno también reportan que al
iniciarse los síntomas físicos, se apodera de ellas un miedo intenso,
irracional e incontrolable que precede a un deseo urgente de huir del lugar
donde ha aparecido la crisis para salir de la situación agobiante. Aunque estas
manifestaciones son pasajeras, la experiencia es tan fuera de lo común que genera
miedo a perder el control o volverse loco.
Hasta el momento se
desconoce la causa específica del ataque de pánico. Hay una serie de hipótesis
etiológicas, relacionadas con aspectos psicológicos, sociales y biológicos. Hay
evidencias que indican que: el ataque de pánico es dos veces más frecuente en
mujeres que en hombres, e igualmente es más frecuente en personas con
antecedentes familiares con este problema. Las investigaciones para determinar
la causa no han sido concluyentes. Desde el punto de vista individual se han
reportado cuadros inesperados (no relacionadas con estímulos ambientales) crisis
de angustia situacionales (desencadenadas por estímulos ambientales) y crisis
de angustia más o menos relacionadas con una situación determinada. Con
frecuencia se ha observado que el inicio puede no estar relacionado con
estímulo específico y luego el miedo se asocia a la anticipación del ataque de
pánico.
Tratado adecuadamente
se logra superar el trastorno, que de no hacerlo se puede complicar e
incapacitar a la persona en diferentes áreas de funcionamiento, porque la
persona tiende a aislarse como recurso para evitar las situaciones relacionadas
con el ataque. Existen muchos recursos para el tratamiento, tales como:
psicofármacos, los antidepresivos y ansiolíticos han dado buenos resultados,
especialmente cuando se combinan con la psicoterapia. El trabajo
psicoterapéutico consiste en comprender el proceso de formación individual del
trastorno, la secuencia del ataque e introducir correctivos y equipar con
técnicas adecuadas para el manejo de los síntomas. La pertenencia a un grupo de
apoyo también está indicada y se han reportado los beneficios, como actividad
complementaria a la psicoterapia.
En síntesis, el ataque
de pánico es una entidad nosológica clasificada dentro de los trastornos de
ansiedad, es un cuadro de aparición brusca y genera altos niveles de malestar
subjetivo. Los síntomas psicológicos a consecuencia del miedo y las
alteraciones fisiológicas, hacen que la consulta inicial se realice en las
salas de emergencia. El médico general debe estar preparado para orientar el
tratamiento adecuado. En algunas oportunidades los prejuicios con relación a
los trastornos mentales y la prohibición cultural de sentir miedo, hace que las
personas eviten la consulta a un profesional y sufran en forma silente. Debe
quedar muy claro que es un trastorno de salud como cualquier otro y requiere tratamiento
adecuado. La persona con ataques de pánico no es ni un trastornado ni un
ansioso. Es una persona con ansiedad o con ataque de pánico, porque la define
su condición global de persona y nunca la particularidad de un diagnóstico.
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Hola Pablito. Excelente tu articulo sobre el ataque de pánico.
ResponderEliminarTe debes sentir muy orgulloso.
Muchos cariños.
Marisol Angarita
Gracias por tu comentario querida colega
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