La Psiconeuroinmunología

La Psiconeuroinmunologia es una nueva disciplina científica, que se forma a partir de los años 80, apoyada en los descubrimientos de Ader y Cohen de las respuestas inmunitarias condicionadas y que postula la interacción bidireccional entre: el sistema nervioso centra, el sistema endocrino, el sistema inmune y la psique, para explicar la presencia de salud y enfermedad. La Psicoinmunología es el área de aplicación psicológica clínica de las evidencias experimentales obtenidas por la psiconeuroinmunologia.



SER VIEJO, SIN EUFEMISMOS NI MINIMIZACIÓN













Ser viejo, de la vejez prolongada debe ser un privilegio individual y social








Pablo Canelones


El contenido de toda comunicación está compuesto por lo que se dice en forma explícita o implícita y por lo que se omite o minimiza, por considerarse inadecuado, desagradable u ofensivo. Cuando las personas se ven obligadas a hablar sobre temas que le generan rechazo, temor o vergüenza, usan eufemismos y diminutivos. El eufemismo es una expresión suave o decorosa de alguna idea cuya verbalización sería dura o malsonante. Por otra parte, una de las funciones del diminutivo es minimizar el impacto enojoso de la idea. Existen eufemismos y diminutivos para las excreciones y secreciones humanas, la muerte, las enfermedades, los desechos, los malos olores, algunas partes del cuerpo, el viejo, la vejez y para cualquier otro tema que la sociedad considere escabroso. 

De esta forma, cuando alguien tiene que referirse a la muerte, en vez de nombrarla, dice “El se fue” o “pasó de plano”. Para decir que alguien está enfermo y muy delicado, dice: “está muy enfermito y muy delicadito”. Para referirse a los genitales, dice “sus partes”, “aquello”, o “su intimidad”. Pero igual de duro, malsonante u ofensivo se considera el tema de la vejez, y generalmente se hace referencia a ella como: “la juventud prolongada” o “abuelitos” (aunque no tengan ni hijos ni nietos) y cuando ya es irremediable catalogar a alguien como viejo se dice “El es un viejito”, “Ella está viejita” o “es una doñita”. Estos eufemismos y diminutivos usados para referirse a los viejos, ponen de manifiesto el rechazo y los prejuicios sociales hacia la etapa de la vejez.

Ante la carga negativa de la palabra “viejo o vieja” la Organización Mundial de la Salud, ha acuñado el término técnico de “adulto mayor” para referirse a la etapa del envejecimiento humano, que se inicia a los 60 años de edad. Sin embargo, el cambio de nombre sin la modificación de la actitud negativa subyacente, no dejará de ser más que un simple nominalismo. El nuevo término llegará a ser igualmente peyorativo, si se sigue pensando en la vejez como una etapa caracterizada únicamente por síntomas de diferentes patologías. Si se define la etapa en función de la modificación de las cualidades motoras, sexuales, intelectuales, sociales y económicas, que generan una visión estereotipada del viejo como: dependiente, torpe, deteriorado, terco, improductivo, aislado e irrelevante. 

Los prejuicios negativos impiden ver que la vejez también es una etapa de realizaciones personales en diferentes áreas y con importante poder de transformación social. Por ejemplo: el Imperio Romano creó una estructura para regular y legislar que llamó el Senado porque estaba integrado por personas seniles. La victoria de los aliados en la Segunda Guerra Mundial fue organizada por tres líderes viejos, Roosevelt con 63 años, era el menor y el mayor Churchill con 71 años. En el campo de las letras Cervantes escribió la segunda parte del “Quijote” a los 68 años, Benjamín Franklin inventó los anteojos bifocales a los 78 años, Freud escribió “análisis terminable e interminable”  a los 81 años, José Saramago publicó su “Ensayo sobre la ceguera” a los 73 años. El Dr. J. Convit, estuvo al frente del Instituto de Biomedicina hasta los 100 años. A estos pocos ejemplos, debemos agregar los millones de viejos que son trabajadores, o son responsables del hogar, cuidadores de familiares o amorosos guías de los niños de la casa.  
    
Debemos rescatar la noble cualidad de la palabra viejo o adulto mayor, para hacer referencia al último período del desarrollo humano, que se inicia a los 60 años, junto al proceso de envejecimiento, de duración variable y que culmina con la muerte. Envejecer no es una indignidad, es un privilegio individual y social, porque implica un largo recorrido no menor de 60 años, de experiencias vitales y realizaciones. Es una etapa cualitativamente diferente, ni peor ni mejor que la niñez, adolescencia o adultez, ya que todas tienen sus ganancias y pérdidas. El viejo transita por un período lleno de dificultades, riesgos de enfermedades e inhabilitación, pero también de nuevas oportunidades de aprendizaje y desarrollo. Superar los prejuicios y eufemismos implica reconocerse y presentarse como un ciudadano en la etapa de vejez, sujeto de derechos, incluso de privilegios sociales por las necesidades propias de la etapa, y por el aporte dado al desarrollo de la sociedad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Agradecemos sus comentarios sobre contenidos, preguntas, inquietudes o nuevas informaciones que nos pueda suministrar.
Atentamente
Pablo A Canelones Barrios